Un Valle Lunar en pleno Altiplano del Norte de Chile
Fotos: Valle de la Luna, S. Pedro de Atacama, Región Antofagasta, Chile.
Julio 2007
"Fly me to the moon ... ", es la primera frase de una
canción popularizada por Frank Sinatra. Sin duda, un deseo compartido por
infinidad de personas, ya sea por emoción exploradora, o por el romanticismo que
la luna ha despertado en tantas generaciones, como la de Frankie.
Pero para quienes estén aún lejanos a los viajes espaciales,
existe una alternativa.
Mi primera experiencia en un paisaje lunar fue a mediados de
los '80. Un adolescente lleno de energía y una lista interminable de lugares por
visitar. Llegué con mis compañeros de curso, como parte de nuestra gira de
estudios, al poblado altiplánico de San Pedro de Atacama. Un entusiasta guía nos
llevó a diferentes rincones destacados de los alrededores, lo que incluyó una
fugaz visita al hoy famosísimo "Valle de la Luna".
La explicación resultó clarificadora: evidentemente no se
trataba de un extracto de la luna en el planeta Tierra, sino que un paisaje tan
místico e impresionante a la vista, que fue bautizado como Valle de la Luna,
precisamente por su semblanza con el paisaje de la Luna, que tanto astrónomos
como las fotografías de los proyectos Apolo habían mostrado desde fines de los
'60. Fue una inolvidable excursión ...
Ya no tengo 17 años. Ni cerca. Pero siento la energía por
viajar de la misma manera. He logrado tachar muchos puntos en mi lista de
destinos por recorrer, pero aún es enorme lo que me queda. Dentro de mi lista
más reciente, siempre incluí volver a ese rincón altiplánico. Esos parajes y
escenarios sin duda eran motivación más que suficiente para que a mediados de
Julio del 2007 pusiera nuevamente mis pies en este singular punto de Chile.
El mismo día de mi llegada a San Pedro de Atacama, decidí
hacer la visita al Valle de la Luna para el atardecer. Este valle forma parte de
la llamada Cordillera de la Sal, que es un eje para el gran Salar de Atacama.
Dentro de la misma cordillera se encuentran varios puntos relevantes para los
visitantes, permitiéndoles entender los aspectos geológicos básicos que destacan
en este verdadero espectáculo de rocas.
Primero, un mirador de la misma Cordillera de la Sal, que
desde cierta altura, permite ver las formas que las placas geológicas han
formado en millones de años. Cordones de pequeños cerros, casi cuidadosamente
alineados, se entremezclan con diversas quebradas, verdaderos pasillos entre las
rocas. Una de estas quebradas, la de Cari, es una de las que los visitantes
tienen la oportunidad de conocer. El mirador del Valle de la Muerte, siendo
también parte de la Cordillera de la Sal, se despliega hacia el Este,
evidenciando esa impactantemente ordenada secuencia de pequeños cerros que
implícitamente nos recuerdan la aridez de esta parte de Chile.
El sector más atractivo se encuentra dentro de la misma
reserva del Valle de la Luna. Originalmente parte de la administración de
parques y reservas nacionales de Chile, pero ya hace algunos años bajo el
cuidado de las comunidades indígenas de la zona, quienes han asumido con enorme
orgullo, y metódica eficiencia, la protección de éste y otros maravillosos
parajes de la región.
Al caminar por la quebrada de Cari, los visitantes pueden ver
en primer plano las formaciones salinas que le dan su descriptivo nombre a esta
cordillera. Un atractivo pasadizo entre las rocas se abre ante el asombro del
visitante y el hecho de hacer esta visita en las horas finales del día, permite
apreciar los tonos anaranjados del atardecer reflejado en las paredes de estos
laberintos geológicos. Un factor multimedial incluye apreciar los quejidos de la
roca al reacomodarse con los extremos cambios de temperatura entre el abrasador
sol de mediodía y el profundo frío de la noche.
La vista más espectacular se tiene desde la Duna Mirador,
también parada obligada para quienes pretenden admirar la riqueza de las formas
de este valle, en combinación con los fuertes colores de las horas finales del
día. Este mirador permite una vista panorámica del valle, e incluso de la
Cordillera de Los Andes, coronada en esta zona por el imponente Volcán
Licancabur. Una intensa subida por un sendero de arena lleva a una secuencia de
diferentes puntos que en su altura permiten apreciar el valle y las formaciones
cordilleranas cercanas en toda su magnitud.
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Para mi y seguramente para todos los visitantes, las figuras
que muestran las rocas y cerros de este valle asemejan el paisaje lunar en la
forma más expresiva que los terrestres podemos vivir en persona. Más que una
similitud científicamente perfecta, es una semejanza de percepciones. Es poder
experimentar en carne propia las sensaciones de un paisaje totalmente árido,
rocoso y rugoso, ofreciendo colores y tonalidades misteriosos y cautivantes.
¿Volvería de nuevo? Sin dudarlo. Please, Fly me to the
Moon ... again.
Las Fotografías
Fue una colección de fotos que se iniciaron a eso de las 17:30 de la tarde en
un día de invierno (en el Hemisferio Sur). Recorrí diferentes puntos de la
Cordillera de Sal, pero fue acercándome al ocaso del día cuando pude fotografiar
la quebrada de Cari y otras tomas desde la duna mirador principal del Valle de
la Luna. La estrategia principal para capturar en estas fotos la combinación de
tonalidades y colores fue utilizar dos elementos principales: un trípode sólido
y un filtro neutro graduado, en particular uno de 3 stops y borde duro. ¿La
cámara? Mi fiel Nikon SLR digital, con un zoom de 18-70mm.
© 2007 - Rodrigo Sandoval - www.RodrigoSandoval.com
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