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Siluetas en primer plano para atardeceres

Febrero 2009
Fotos: atardeceres en zona central de Chile 2005 a 2009

No me cabe duda de que a todos nos llama la atención una foto de atardecer. Más que la foto misma, a todos nos llama la atención los atardeceres. Punto. Por lo mismo, lograr una foto de atardecer que no sólo se destaque por la evidente intensidad de color del cielo, sino que además imponga algo más sólido aparte del mismo atardecer es el desafío que la mayoría de los fotógrafos outdoor enfrentamos.

Por esa misma razón, es importante reconocer que existen diferentes aspectos visuales asociados a un atardecer, más que sólo la intensificación de tonos rojos en el cielo. Tanto los minutos anteriores al ocaso, como los posteriores ofrecen ocasiones sumamente interesantes de captar con diferente creatividad. Ya me tocó mencionar anteriormente uno de los atardeceres más espectacularmente aprovechados que me han tocado. Pero en esta ocasión voy a focalizarme en el uso del primer plano de la fotografía para resaltar su importancia en una composición de atardecer.

Más en específico, el título de esta nota ya acota el contexto del tipo de primer plano que mencionaré aquí: siluetas.

Hace unas semanas pasé unos días en la hermosa Región del Maule. No me canso nunca de visitar y de disfrutar con cada uno de sus rincones. Por supuesto, notando una tarde en que el cielo se veía adornado con diferentes formaciones de nubes, aposté por un atardecer lleno de arreboles adornando el paisaje del amplio valle en las cercanías de Talca. Así, me preparé con la cámara montada en el trípode y mi bolso con diversos filtros a mano.

En una de las primeras composiciones que busqué decidí incluir algunos de los numerosos cardos que rodeaban el lugar. Entendiendo la radical y enorme diferencia de iluminación entre el cielo amarillo-naranjo y el campo de cardos, ya prácticamente a oscuras a esa hora, sin dudarlo utilicé un filtro neutro graduado de borde duro (hard edge), tal como ya había hecho en otro atardecer comentado aquí. Fue así como logré esta foto que se ve a la derecha.

Si bien el balance entre los elementos que incluí en el marco me gustó bastante, logrando que los cardos del primer plano ocuparan más de la mitad del espacio y siendo balanceados con los árboles del fondo y el cielo adornado en el plano final, la enorme diferencia de iluminación entre los cardos y el cielo pudo más e hizo que esta foto quedara totalmente limitada: ni los cardos lograron destacarse (de hecho, apenas se notan), ni el cielo logró un contraste que hiciera justicia al dramatismo con que lo vi ese día.

Entonces, vino a mi mente el uso de siluetas contrastadas contra el cielo. La enorme, y posiblemente, evidente ventaja que esto ofrece es evitar tener que lidiar con la enorme diferencia de luminosidad en diferentes planos de la foto. Era evidente que ni siquiera un filtro neutro graduado de 3 stops era capaz de superar esa diferencia en esta ocasión.

En mi caso, el uso de siluetas en primer plano contrastando con cielos en atardeceres era un enfoque que había utilizado varias veces anteriormente. Sin ir más lejos, frente a mi casa en las afueras de Santiago encontré un árbol muerto, cuya estampa siempre me dio excelentes oportunidades de fotografías de atardeceres al contrastar su curiosa silueta con diferentes cielos adornados desde el rosado al amarillo.

E incluso más, ese mismo árbol al atardecer me ofreció hace unos años una oportunidad fotográfica increíble, cuando me encontré nada menos que con un aguilucho posado en una de sus ramas. El ave, totalmente cómoda en su posición de observación, me dio la calma que 15 minutos proponen para ubicar mi cámara con telefoto y trípode. Con una exposición relativamente cómoda para esa hora del día (f8 a 1/250seg), la silueta de este rapaz quedó unida totalmente a las expresivas ramas del árbol, siempre contrastando con un atardecer de tonos suaves que le dio un aire de tranquilidad total a la composición.

Lamentablemente ese expresivo árbol, ya estando muerto y seco, cayó víctima de fuertísimos vientos al invierno siguiente y nunca logré encontrar uno equivalente, que invitase a la composición expresiva ni a grandes rapaces como lo hizo el primero.

Lo único constante es el cambio ...

Volviendo a ese hermoso atardecer de arreboles en la Región del Maule, mi foco cambió de la primera foto a la búsqueda definitiva de un objeto en primer plano, cuya silueta pudiese lograr un contraste significativo con el iluminado cielo. Fue así que hice mi primer intento aprovechando los mismos árboles que estaban atrás de los cardos, y recortando la escena con un telefoto de 70mm compuse una nueva fotografía en la cual se marcaba claramente la silueta de estos árboles y un cielo en tonos amarillos muy hermoso. Incluso, aprovechando de oscurecer totalmente los árboles para resaltar aún más su silueta, bajé un poco la exposición, logrando mejor contraste en las nubes amarillas del cielo.

Pero, aunque me gustó, me pareció que la foto era poco original. Estos árboles no tenían la natural expresividad que las ramas curvas de aquel árbol con el aguilucho, ni tampoco había un ave posada como para poder aprovechar esa escena natural de mejor manera. Me faltaba una silueta más evidente, más definida, y que fuese más evidente de qué se trataba.

Miré nuevamente los cardos y me pareció que su forma era suficientemente autoexplicativa y que al lograr destacar su silueta, no habría duda alguna de que se trataba precisamente de cardos, dándole inmediatamente una evidencia del lugar a una fotografía relativamente abastracta del atardecer: los cardos son propios del verano, de zonas medianamente secas como parte de los campos de la zona central de Chile.

Nada más que agregar. Busqué la manera de incluir la silueta de estos cardos en la composición, lo que logré simplemente bajando la posición desde donde estaba componiendo más cerca del suelo. También me acerqué a un grupo de cardos que se veían más definidos y separados del resto, y los puse en primer plano, cubriendo la porción inferior del recuadro de la fotografía y luego me fui moviendo con el trípode hasta encontrar una posición en la que las nubes mostraran alguna forma interesante con curvas y cambios de contraste.

En el próximo atardecer, los invito a hacer la prueba, buscando siluetas que sean interesantes, claramente definidas y así complementen esos hermosos cielos coloridos.

© 2009 Rodrigo Sandoval - www.RodrigoSandoval.com

 

 

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